jueves, 6 de marzo de 2014

Nuevo artículo: "El Concepto de Raza Aborigen"

Aprovechando una ligera remodelación del blog que acabo de hacer, en la nueva columna de links que he puesto a la derecha (donde cuelgo exclusivamente artículos, para separarlos de sitios web más extensos y de otra clase de publicaciones) he incluido una ponencia expuesta por Vladimir Beregovoy, criador de perros de raza Laika, que fué trascrita en esta página: http://www.bradanderson.org/blog/2013/06/the-concept-of-an-aboriginal-dog-breed-by-vladimir-beregovoy-pads-journals-14/
Fue un amigo de nuestra página de Facebook quien nos dio a conocer este artículo, y es de agradecer, porque para un aficionado a las razas "naturales" como el mastín, no tiene desperdicio.

En la ponencia se habla de la visión tan equivocada que se tiene sobre las razas caninas, y sobre los perros en general, diría yo. Se habla de lo diferentes que son las razas aborígenes (las razas antiguas, arcaicas) de aquellos perros más troquelados por el hombre, adaptados genéticamente para la obediencia, para memorizar comandos, para cumplir a la perfección la función que le encomienda el dueño, o aquellos que simplemente son perros de compañía, y sobre todo son distintas de las razas más populares hoy día, de los animales seleccionados a base de cruces consanguíneos para fijar determinados rasgos, en definitiva de aquellas razas más dependientes del ser humano, más necesitadas de sus cuidados y su trato.
Esta últimas son precisamente las que encarnan actualmente el concepto de raza canina; un grupo de animales emparentados genéticamente entre sí y que por ello muestran una apariencia muy similar todos ellos. Habrá gente a lo mejor que desconozca que hay otras razas o grupos raciales a lo largo y ancho del planeta que llevan una vida más libre, algo más independiente del ser humano, más dura también pero más auténtica, más plena. De hecho éstas eran las únicas existentes antiguamente, y de ellas derivan muchas de las populares. Muchos de los que ven estos perros "naturales" por primera vez, los consideran mestizos (y feos).

Es curioso que, como dice el autor en la ponencia, muchas de las razas modernas son tratadas como los animales de granja o de abasto; se controlan meticulosamente los cruces, a menudo a través de inseminación artificial, para obtener la morfología deseada, muchos de estos perros de criadero -y no digamos ya en los llamados puppy mills- son confinados en cheniles de los que apenas salen, y se venden los cachorros igual que se venden corderos o terneros. Son razas adaptadas para no tener ni muchas necesidades de ejercicio, de espacio, ni muchas necesidades psíquicas (sin tener que cumplir una función específica, se han eliminado sus pautas de comportamiento como perros de trabajo). De hecho en razas como el moderno Mastín Español, se ha dado otra coincidencia -triste- con los animales de abasto, y es que se han llevado a cabo prácticas aberrantes como hormonar a las perras gestantes para parir cachorros más grandes o inyectar clembuterol a los animales para que resulten más vistosos o espectaculares a la vista de los jueces en las exposiciones.

Las razas aborígenes, por contra, llevan una vida que se asemeja más a la de sus ancestros salvajes; viven en grupo, a menudo se aparean libremente (y aquí entra cierta selección natural, pues suele montar el macho más dominante del grupo, y obviamente no lo hace el que tiene taras físicas graves), las perras paren en el campo, sin ayuda del hombre, a veces excavando un cubil, crían ellas solas a sus cachorros, cada raza está ligada a una tierra, a una zona o región como si fueran subespecies, y en muchos casos también cazan por su cuenta para comer, pues no siempre son alimentados a diario (en algunos casos no se les alimenta en semanas, como expone el autor). Además, muchas de estas perras tienen un sólo celo al año, como sus parientes salvajes.
Otro rasgo destacable es que toman sus propias decisiones, no necesitan de órdenes, simplemente precisan vivir desde su nacimiento en el ambiente apropiado (junto al ganado en el caso de los perros ganaderos, o viendo cazar a sus mayores en el caso de algunos perros utilizados en la caza). Tienen una inteligencia no apta para la obediencia pero sí para resolver situaciones complejas.
Es interesante también darse cuenta de la riqueza y variedad genética de estos perros, que los hace también más sanos, pues la homocigosis y la consanguinidad conllevan siempre la aparición de enfermedades hereditarias.

Existe un interés creciente en estos perros, pues son razas que van desapareciendo y algunos intentan recuperarlas importándolas, criándolas como cualquier raza popular, registrando sus genealogías en clubes de raza, y tratando de que sean reconocidas por la FCI. De estas forma las desvirtúan, las transforman en otra cosa. El autor sostiene (y yo coincido con él), que estos perros sólo se pueden preservar estando en su medio y siendo perros de trabajo.